Tal vez nunca nos hemos parado a pensar en ello pero en España, más de un millón de personas sufren una limitación visual que, lamentablemente, no tienen solución ni con intervención quirúrgica ni con tratamiento óptico, cambiando la graduación de las gafas o lentillas.

Dicha limitación incapacita para realizar tareas de la vida cotidiana que en principio pueden parecer fáciles y que sin embargo, en estos casos, se vuelven bastante complicadas como pueden ser leer, escribir, ver la televisión, coser, cocinar, hacer la compra, etc.La OMS habla de Baja Visión cuando ésta, en el mejor de los ojos, no supera el 30% o su campo visual es inferior a 20º estimándose que en el año 2000, unos 135 millones de personas padecieron este problema,

Suele presentarse, sobre todo, en edades avanzadas ya que la mayoría de las patologías que la originan son propias del paso del tiempo, si bien también puede producirse como consecuencia de enfermedades congénitas o accidentes.

Así pues, las causas más frecuentes de Baja Visión son, entre otras, la DMAE (Degeneración Macular Asociada a la Edad), Retinopatía Diabética, Glaucoma, Catarata, Miopia Magna, Retinosis Pigmentaria, Desprendimiento de Retina, Queratocono, Neuropatías, etc.

Ante cualquier sospecha de este trastorno, debemos acudir al oftalmólogo para realizarnos un examen oftalmológico completo.

Con toda probabilidad incluirá pruebas para detectar señales de alguna lesión o enfermedad. Asimismo, se incluirá un estudio detallado tanto de la agudeza visual como del campo visual y de la sensibilidad al contraste.

Es la única manera para poder determinar la mejor forma de optimizar y aprovechar al máximo el resto visual existente.

El paciente debe recuperar la confianza, seguridad en sí mismo y autosuficiencia. Se trata, ante todo, de mejorar la calidad de vida.